La casa de Hanna |
pensaba que estaba al sur).
El viaje era el primero en aquellas insólitas circunstancias y tiene sus curiosidades que paso a describiros:
- Como el volante está a la derecha, el cambio está a tu mano izquierda, sin remedio. Así que, a pesar de ir mentalizado, me encontraba las más de las veces pensando por qué porras no reducía el coche aquel. Y es que era yo, que no encontraba la palanca de cambios por más que la buscaba y claro, así no hay forma de reducir. Otras veces el ordenador del magnífico Seat Lion (manda narices, que ahí pone más claro que el agua León y los tíos extranjeros esos venga a decir Lion) me pedía que metiera la sexta... y yo iba en cuarta!!! Si es que no hay manera de aclararse con la mano cambiada.
- Como en el extranjero ese circulan "a pie cambiao", me pasaba la mayor parte del viaje tirando del volante hacia la derecha con todas mis fuerzas, para evitar que el coche se saliera por el arcén izquierdo de la autopista (o de la carretera, o de la calle, o de la rotonda...) Y cuando me cambiaba al carril de la derecha para adelantar se producía un curioso efecto que he dado en llamar el efecto polos opuestos (original que es uno). El efecto polos opuestos consiste en lo siguiente: al cambiar al carril de la derecha tiraba con todas las fuerzas del volante hacia la derecha, pero cuando estaba a punto de llegar a la línea de la carretera el coche era repelido por fuerzas superiores hacia el lado izquierdo del carril izquierdo, con lo que pisábamos la banda sonora de ese lado y el coche era nuevamente repelido hacia el lado contrario hasta que uno de los dos lados o polos de la carretera dejaba de ejercer su efecto repelente y el coche dejaba de dar bandazos. Y entonces entrábamos en una nueva área de influencia de las poderosas fuerzas magnéticas y todo volvía a empezar. Y así todos los días.
- Las rotondas se cogen hacia la izquierda y por el carril izquierdo, así que normalmente no sabes por donde vas ni por donde vienen. Este contratiempo lo resolví no pocas veces dándole vueltas a la rotonda hasta encontrar paso franco.
- En los cruces no solo tú vas por la izquierda, los demás también!!! Así que tienes que mirar hacia el lado derecho si quieres mantener el forro en sus costuras. Bueno, lo mejor es que mires para todas partes y no asomes el morro, por si te lo calientan.
Mirar a la derecha |
Al final, tras las dos horas y media de viaje previstas más la hora de retraso, por fin llegamos a Leicester donde nuestros anfitriones y su familia llevaban un par de horas esperándonos para cenar...¡Y eran las ocho de la tarde! Claro que hacía más de tres horas y media que era de noche. Y es que en la tierra donde nunca brilla el sol el control del tiempo está en manos del conejito blanco y su amigo el sombrerero loco.
Conduciendo por la tierra donde nunca brilla el sol, en medio del poderoso efecto polos opuestos |
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